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viernes, 27 de enero de 2012

EL MUSEO NAVAL PERMITE CONTEMPLAR LAS LABORES DE MEJORA DE UN LIENZO DEL SIGLO XVII















Aspecto del cuadro antes de que comenzara su restauración.


Asistir a la restauración de una pintura no es una iniciativa que los museos acostumbran a incluir entre su oferta cultural. No es el caso del Museo Naval de Madriddonde a partir de esta semana es posible apreciar cómo se está adecuando el aspecto de una pintura de gran formato sobre la batalla de Lepanto, titulada La revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto, del siglo XVII. La colaboración del IPCE y un presupuesto de 47.200 euros han permitido trabajar en su adecuación después de años mostrándose en un estado inadecuado para su calidad.


El lienzo, de 3 x 5 metros, ensalza al Papa Pío V, promotor de la coalición cristiana encabezada por España que frenó en 1571 la expansión del Imperio otomano por el Mediterráneo occidental. Está compuesto por dos escenas: a la derecha, la batalla naval y a la izquierda, el Papa con un ángel. En segundo plano se distingue la ciudad de Málaga y al fondo, una procesión precedida de unos dominicos.

Pese a que ha sido considerado un cuadro anónimo, investigadores sostienen que puede ser atribuido a Juan Niño de Guevara. Lo que sí se sabe es que está compuesto por cinco paños de lienzo cosidos y que su estado de conservación no era el más adecuado para una obra considerada “emblemática” para la institución que la acoge.
Según costa en una nota del museo, “las patologías de la obra derivan en gran medida de su ubicación primitiva, probablemente cercana a una fuente de calor, aunque también contribuyó el abandono que sufrió tras la desamortización de los bienes eclesiásticos, lo que se ha traducido en desprendimientos de la capa pictórica por su falta de adhesión al soporte, pérdidas de elasticidad del tejido por la oxidación de las fibras o manchas de suciedad”. A estos detalles añade que "la intervención ha exigido determinar, mediante la toma de muestras y análisis físico-químicos, el tipo de pigmentos y aglutinantes utilizados en cada momento, además de localizar la extensión de los repintes y los añadidos, para lo cual se utilizaron técnicas de fotografía ultravioleta e infrarroja".
Elena Gallardo, Fernando Fernández y Vega Bautista son los tres restauradores encargados de adecentar este lienzo. Su ardua tarea contempla como objetivos a alcanzar la eliminación de repintes y barnices, la limpieza y fijado de la capa pictórica, la corrección de deformaciones y el reforzamiento de las zonas debilitadas.
Dos de los restauradores encargados de la mejora del cuadro sobre la batalla de Lepanto.
Pero había sido sobre todo el grueso barniz de almáciga aplicado en una restauración del siglo XIX lo que había provocado que, al oxidarse, alterara el color del lienzo dándole un aspecto excesivamente oscuro. “La capa de suciedad que tenía impedía ver al detalle la escena representada”, comenta Ana Ros, conservadora-jefe de pintura del museo. “El Museo Naval llevaba años tratando de buscar la manera de restaurarlo, pero su tamaño impedía sacarlo de las instalaciones y la inversión que requería era elevada”, añade.
Después de retirar ese barniz satinado y de llevar a cabo otras labores de mejora de su aspecto, los restauradores se encuentran en este momento en la penúltima fase del proceso, que comenzó hace un mes. Así lo relatan a este periódico, al tiempo que detallan que el lienzo tenía un reentelado que no ha sido necesario retirar, a diferencia de otros cuadros en los que sí debe hacerse para mejorar la conservación. No tener que enfrascarse en esta tarea les permite fechar la conclusión de la restauración en marzo.
Hasta entonces, les queda un laborioso trabajo por hacer con los repintes. Estas zonas que, a día de hoy, se distinguen por su color amarillento, serán después coloreadas con un proceso que requiere gran precisión, además de un estudio previo de pigmentos. A esta tarea le precede la que mantiene ahora ocupados a los restauradores y que consiste en aplicar unacapa de barniz para avivar los colores originales del lienzo. “Probablemente necesite otra capa”, explican los responsables de su adecuación, quienes se muestran satisfechos de la labor llevada a cabo hasta ahora, ya que afirman que la mejora de su aspecto es “más que evidente”. Lo mismo opina Ros quien, conocedora del cuadro, sostiene que es en este momento “cuando ya pueden apreciarse los detalles pintados, algo que no era posible antes debido al barniz que lo había oscurecido”.
La revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto se incorporó a la colección del Museo Naval en 1848 procedente de un convento en Málaga que fue utilizado durante un tiempo como hospicio.

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